¿Por qué las plantas son verdes?
Aunque el abanico de tonalidades de las plantas es infinito, el verde es, sin duda, el color por excelencia del reino vegetal. Vivimos rodeados de verdor por todas partes: en el campo, en las ciudades, y en los espacios exteriores e interiores de nuestras casas y lugares de trabajo.

¿Te has preguntado alguna vez por qué las plantas son verdes? La respuesta está en un proceso de millones de años que continúa hoy en día y que permite a las plantas sobrevivir y desarrollarse.
Elementos que provocan que las plantas sean verdes
Sin duda, habrás oído hablar de la fotosíntesis y de la clorofila, esta última, aunque sea como simple ingrediente de los chicles y la pasta de dientes J. Las clorofilas son unos diminutos pigmentos fotosintéticos (capaces de absorber la luz y prepararla para la fotosíntesis), situados en los cloroplastos, desde donde absorben dicha luz. Los cloroplastos son unos orgánulos de forma oval, en cuyo interior está contenida la clorofila, gracias a la cual se puede llevar a cabo la fotosíntesis.
Fotosíntesis
La fotosíntesis es un proceso químico que transforma materia inorgánica en materia orgánica valiéndose de la energía de la luz solar. Este proceso se realiza de la siguiente manera: las plantas captan agua por medio de sus raíces y la transportan hasta las hojas a través del tallo. Por otro lado, absorben dióxido de carbono a través de unos poros en sus hojas, denominados estomas. Esto da lugar a una reacción química que, gracias a la energía de la luz del sol, transforma el agua y el dióxido de carbono en glucosa y oxígeno, lo que permite a las plantas crecer y obtener su alimento.
Entonces, ¿cuando llega el otoño y las plantas lucen colores distintos, es porque han perdido la clorofila? ¡En absoluto! Estas diminutas partículas simplemente quedan ocultas bajo otros pigmentos, y es por ello que, en ciertas épocas del año con menos horas de luz solar, el paisaje se tiñe de tonos rojizos y amarillentos.
Ya sabemos que la clorofila es la que otorga a las plantas su color verde. Ahora, la pregunta lógica sería: ¿por qué la clorofila tiene este color?
Clorofila
Podemos decir que la clorofila es el colorante natural que hace que las plantas sean verdes. Está presente en muchos de los elementos de los organismos vegetales, y si bien les otorga su tonalidad verde, en realidad no es esta su finalidad principal.
Busquemos un símil para entenderlo mejor: por ejemplo, los osos polares. Estos animales tienen la piel cubierta por una magnífica capa de pelo blanco. Esto no se debe a una cuestión de estética o para ir presumiendo de pelaje chulo por el ártico. Gracias a este color consiguen camuflarse entre la nieve y dar caza a sus presas. Por tanto, su color no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar un fin, que en este caso es conseguir comida. En el caso de las plantas, es algo parecido: el objetivo de la clorofila no es colorearlas de verde para que queden bonitas, sino captar mejor la luz a través de este color para que puedan realizar la fotosíntesis y de esta manera obtener alimento.
Por qué la clorofila es verde y cómo ayuda este color a la fotosíntesis de las plantas
En este caso, se trata de una cuestión energética. La luz está formada por partículas mínimas de energía denominadas fotones. La energía de un fotón viene determinada por la frecuencia de la luz: a mayor frecuencia, mayor energía. La frecuencia de la luz azul es mayor que la de la luz roja, por lo que los fotones azules tendrán más energía que los rojos.
La luz solar es muy abundante en fotones de luz roja y en mucha menor medida en fotones de luz azul. La clorofila busca captar tanto las partes del espectro que más abundan como las de mayor energía, por lo que se sirven de un espectro de luz intermedio: el verde. De esta forma se busca optimizar la captación de las formas de luz provenientes del sol.
¿Por qué las plantas acuáticas de color verde conquistaron la tierra?
Por último, solo nos falta por saber cómo el mundo vegetal consiguió reinar en la superficie terrestre. Sencillo. Como demostró Darwin: ¡Evolución y adaptación! La vida vegetal se originó en el mar, desde donde, a través de los siglos, irían saliendo, y conquistando la superficie terrestre a través de un lento y largo proceso de adaptación.
Bajo el mar existían multitud de organismos fotosintéticos cuya pigmentación era distinta a la de otras especies ya que captaban mejor los rangos de la luz que penetraban en el agua. En la diferencia de tonalidades influían algunos factores como el grado de filtración de la luz de la atmósfera o el del agua, o las distintas profundidades que esta alcanza. Su mayor o menor incidencia en las especies submarinas provocaba las diferencias de color entre ellas.
Pero ¿Por qué fueron las algas verdes y no las amarillas, rojas o azules las que conquistaron la superficie? Pues simplemente, porque las verdes eran las mejor adaptadas para recibir y captar la luz que impactaba sobre ellas.
De esta forma, una vez establecidos en tierra firme, los organismos fotosintéticos que poseían una pigmentación verde estaban perfectamente preparados para conseguir la mayor cantidad de energía posible. Así pudieron desarrollarse, expandirse y prevalecer sobre el resto de formas de pigmentación, que no fueron capaces de adaptarse a la vida fuera del mar, viéndose obligadas a permanecer bajo el agua.
En resumen: ya sabemos que las plantas que nos rodean tienen ese color verde tan característico porque les permite absorber mejor la luz para realizar la fotosíntesis.
¿Imaginas cuál podría ser el tono de su ‘’piel’’ si tuvieran otro sistema de alimentación o si la luz solar tuviese una frecuencia distinta? ¡Seguramente tendrían colores distintos y ahora nos estaríamos preguntando por qué las plantas son rosas o azules en lugar de verdes!