Cuál es la temperatura ideal según las plantas
No todas las plantas responden igual a las temperaturas, esto depende de su origen y especie, por lo que te explicaremos con detalle la importancia de la temperatura para las plantas, cómo afecta su bienestar y hasta cuál es la temperatura ideal para ellas.

Una planta requiere de la conjunción de diversos factores para garantizar un desarrollo óptimo. Los niveles de luz, el dióxido de carbono en el ambiente, la humedad presente en el aire, además del agua y la cantidad de nutrientes en el sustrato entre otros, deben alcanzar un equilibrio particular que se adapte a los requerimientos particulares de cada especie y que replique en gran medida las características del lugar de origen de la planta. La productividad y éxito en la supervivencia de tus plantas dependen directamente de esto; pero hay un elemento que a menudo dejamos de lado: la temperatura.
Si hace frío o calor, si es verano, invierno o primavera. Todos estos cambios ambientales son percibidos por las plantas, quienes se ajustan a ello, afectando su aspecto y rendimiento. Si bien esto es mucho más obvio en plantas que producen frutos, en las plantas de interior y follaje también podemos apreciar cambios. No todas las plantas responden igual a las temperaturas, esto depende de su origen y especie, por lo que te explicaremos con detalle la importancia de la temperatura para las plantas, cómo afecta su bienestar y hasta cuál es la temperatura ideal para ellas.
La importancia de la temperatura
Cuando hace mucho frío o calor, los humanos y animales tenemos el instinto y la opción de protegernos, buscando la sombra, refrescándonos con agua o buscando abrigo. Las plantas no pueden hacerlo, son seres estáticos. Esto las hace un poco más vulnerables a cambios bruscos para los cuales no está adaptada y en cierta medida las hace un poco más dependiente de nosotros. Pero no creas que son completamente pasivas frente a estos cambios medioambientales.
El asunto de la temperatura no es nada trivial, pues las plantas se desarrollan siguiendo su reloj circadiano; un control interno biológico que le permite regular sus procesos fisiológicos de vida para que ocurran en momentos particulares del día y según las estaciones. Cada especie cuenta con su propio ritmo, su propio reloj, adecuado para adaptar la planta a las características climáticas de su entorno. Las especies propias de una región no tienen ningún problema ni requieren ayuda extra para cumplir sus ciclos de vida porque están preparadas para soportar las variaciones de temperatura de su región, pero si la extraes de este espacio y la llevas a otro, tendrá problemas. De hecho, este es un gran dilema frente al calentamiento global, pues los cambios bruscos de temperatura están afectando negativamente a las especies nativas.
Este reloj biológico es la razón por la que cada especie de planta tiene unas especificaciones particulares de temperatura. Por ejemplo, un árbol de Prunus Serrulata o Cerezo Japonés puede resistir temperaturas entre los -18°C hasta 45°C pues son las temperaturas típicas de las estaciones en su país de origen; pero un árbol de mango debe vivir en un clima tropical de unos 20°C o más, pues es originario de la India y ese es el mínimo de temperatura de esas regiones. Si me llevo un cerezo japonés a un país tropical existe una ligera posibilidad de que sobreviva (sería un milagro) pero no dará frutos ni flores porque el árbol necesita pasar por el invierno para poder cumplir con estos procesos.
Temperatura ambiental vs Temperatura de la planta
La temperatura ambiental es un factor determinante para el desarrollo de ciertos procesos biológicos de la planta, pues le permitirá determinar en qué estación se encuentra y si es el momento ideal para ello. Muchos procesos se aceleran con las temperaturas altas, pues le hace saber a la planta que está en verano y/o primavera y que es el momento de creer o producir frutos por ejemplo; pues en estas estaciones es que se produce la conjunción perfecta de los factores medioambientales que harán que la producción de frutos sea más sencilla y óptima para el árbol.
La temperatura de la planta es un factor distinto y si bien se confunde con la temperatura ambiental, no son iguales necesariamente. Las plantas son seres vivos, así que disponen de ciertas herramientas que le permiten regular su temperatura. En caso de que la temperatura externa sea demasiado alta, puede enfriarse por evaporación y si es muy baja, puede calentarse por irradiación. Al igual que los seres humanos, las plantas tienen una temperatura personal óptima. En los seres humanos es más o menos de 37°C, mientras que muchos árboles y plantas tienen una temperatura interna de unos 21°C, como indica un estudio de la Universidad de Pensilvania. Esto no varía, sin importar la temperatura externa o la especie del árbol.
En condiciones cálidas, las hojas de los árboles liberan agua, que se enfría al evaporarse de la superficie. Es un proceso muy parecido al sudor de los seres humanos. Las plantas también pueden mover sus hojas en ángulos que le permiten exponerse menos a los rayos solares. En climas más fríos, los árboles suelen cerrar sus hojas, evitando perder calor. Estos procesos le permitirán alcanzar esa temperatura perfecta de 21°C, ideal para hacer fotosíntesis y otras funciones necesarias para su supervivencia.
Sin embargo, cada parte de la planta tiene distinta temperatura porque se relaciona de forma distinta con el ambiente. De este modo, los frutos de un árbol tienen una temperatura muy similar a la de la temperatura ambiente pero no fluctuará con tanta rapidez. Las flores tienen una temperatura más elevada, porque los pétalos no transpiran con tanta velocidad y eficiencia como las hojas. Las hojas de la planta también pueden tener distintas temperaturas pues la de la parte más baja estará un poco más frescas que las de la parte superior, que reciben más rayos solares. Esto hace que la regulación de la temperatura interna de la planta sea un proceso complejo, que se verá afectado por la temperatura externa.
Para que una planta pueda alcanzar esta temperatura interna perfecta, tiene que haber una relación adecuada entre temperatura ambiental, luz y humedad. Si hay demasiado sol, la planta se calentará en exceso y tendrá que invertir más recursos para poder autoregularse. El metabolismo de la planta se acelera, exigiendo más agua y más nutrientes minerales. Si estas temperaturas altas se mantienen, las plantas con frutos acelerarán su producción y afectará su rendimiento.
Cómo saber la temperatura ambiental ideal para las plantas
Si bien las diferentes especies de plantas tienen diferentes requerimientos según su origen, debes saber que la temperatura debería oscilar durante el día y la noche; pues hay procesos que ocurren durante ciertos momentos del día. Por ejemplo, el transporte de azúcares ocurre durante la noche y va hacia las partes más cálidas de la planta, para facilitar el crecimiento y desarrollo. Esto no ocurre al azar, pues es gracias a que las plantas tienen la capacidad de percibir las variaciones de temperatura durante el día. Este proceso se llama termoperiodismo y es el responsable del crecimiento, floración y desarrollo de la planta.
Los expertos son capaces de usar esta capacidad para controlar el crecimiento de las plantas, provocando ciertas características morfológicas. Por ejemplo, se sabe que si se combinan temperaturas altas en el día y bajas en la noche, se estimula el crecimiento del tallo. Sin ir muy lejos, este es el principio de los invernaderos que nos permiten tener producciones de alimentos todo el año, sin importar la temporada o estaciones pues se simulan de forma artificial estas condiciones.
Dicho esto, la temperatura ideal para las plantas debería ser lo más parecida posible a su lugar de origen. No hay una temperatura perfecta, de hecho debe variar de forma natural para que logre estimular a la planta a cumplir ciertos procesos vitales. Lo que si hay que respetar es el rango de cada cada tipo de planta. Hay especies más rústicas, que se adaptarán con facilidad casi a cualquier clima. De hecho, hay algunas que se comportan como plantas caducas en lugares con estaciones bien diferenciadas pero como perennes en condiciones tropicales.
Temperatura perfecta para plantas de interior
La inmensa mayoría de las plantas que empleamos para la decoración interior son de origen tropical o mediterráneo, por lo que serán felices en ambientes cuya temperatura oscile entre los 15 a 24°C. La buena noticia es que los seres humanos necesitamos estar en un ambiente con una temperatura más o menos estable, que por lo general oscila dentro de esos valores gracias a maravillas tecnológicas como el aire acondicionado y la calefacción.
Las plantas de interior además pueden requerir cantidades moderadas de luz, pues son de semi sombra aunque algunas especies suelen necesitar niveles elevados de humedad. Estos son aspectos que debes cuidar para que la planta pueda cumplir con todos sus procesos. De nada sirve crear un ambiente cálido si hay poca humedad, por ejemplo, porque esto evitaría que la planta pueda transpirar o crecer. Mantener una planta es casi como hacer que una orquesta toque una canción, pues todos los instrumentos deben complementarse en armonía. En caso de que te preguntes si tus plantas están en un ambiente con la temperatura correcta, presta atención y busca estos síntomas.
Síntomas de que la temperatura es incorrecta
- No hay crecimiento o desarrollo de la planta.
- Las flores se marchitan demasiado rápido. Esto es síntoma de que hay demasiado calor.
- Las hojas de la planta lucen caídas o se ponen amarillentas. Esto puede ocurrir porque la temperatura es muy fría o porque ha recibido corrientes frías.
- Las hojas que se ubican en la parte inferior del tallo se caen. Las demás lucen marchitas y/o tienen bordes marrones. Esto puede ocurrir porque la temperatura está demasiado alta.
- Hojas secas y sustrato reseco. Esto puede ser porque hace demasiado calor y la planta ha comenzado a secarse.
Aspectos que afectan la temperatura de las plantas de interior
Si bien no puedes controlar el clima, si que puedes mejorar las condiciones en las que viven tus plantas dentro de casa. Son pequeños detalles que pueden hacer una gran diferencia en la vida de tu planta, sobre todo si lo combinas con el equilibro de otros elementos como la humedad, luz y riego.
Calefacción y aire acondicionado
El problema con la calefacción y el aire acondicionado no es la temperatura, sino que suelen secar demasiado el aire y roba la humedad a las plantas. Por esta razón debes ubicar las plantas lejos de los aparatos y procurar medidas que garanticen que las plantas están recibiendo la humedad que requieren.
Presta atención al riego
Cuando hace mucho calor se corre el riesgo de querer regar de más para compensar la temperatura o no se ajustan los patrones de riego según la temporada. El problema es que en el interior de tu hogar no hay la misma incidencia de los rayos solares, así que es muy probable que ese exceso de agua afecte las raíces, ahogándolas o causando pudrición.
Saca las plantas del alféizar de la ventana
El alféizar de las ventanas es un lugar perfecto para poner jardineras y macetas, porque reciben mucha luz y calor en primavera y verano. Pero si estás en un lugar con estaciones bien marcadas, debes sacar las plantas de allí en invierno pues las heladas pueden afectarlas. Aléjalas un poco del cristal y estarán bien.
Evita los cambios bruscos de temperatura
La mayoría de las plantas tolera muy bien temperaturas inferiores o superiores a su límite ideal, pero el problema ocurre cuando estos cambios se dan de forma repentina. Sto causará un shock térmico en la planta. Esto no sólo aplica para las heladas y similares, sino para las plantas jóvenes que se han criado en semi sombra y que pasarán a pleno sol o al exterior. Es mejor aclimatarlas lentamente.
Cuidado con las corrientes de aire
Es posible que tus plantas estén felices y protegidas dentro de casa, pero basta que estén en un lugar donde hayan corrientes de aire (cerca de la ventana o la puerta por ejemplo) para que comience a tener problemas como pérdida de hojas y marchitamiento. Aléjalas de estos lugares y verifica que no estén expuestas.