Cuando no estamos muy familiarizados con las plantas, creemos que lo más importante es mantener un riego abundante y regular en todas las plantas. Pero no todas ellas tienen las mismas necesidades. La falta de riego y el exceso de riego suelen ser las razones más usuales por las que nuestras plantas empiezan a decaer, amarillear y después, fallecer.
Cómo funciona el agua en las plantas
Comentemos brevemente, para empezar, cómo funciona el efecto del riego cuando en tus plantas. Así sabrás por qué es tan importante el agua en tus plantas.
Para empezar, durante el ciclo del agua de la planta, la humedad se absorbe a través de las raíces por ósmosis. Seguidamente se transporta hacia arriba a través del tallo hasta llegar a las hojas.
Sin embargo, aproximadamente el 90% de este agua se pierde a través de la transpiración. La transpiración es el proceso mediante el cual se libera vapor de agua a través de los estomas, que son los pequeños poros en la parte inferior de las hojas que permiten el intercambio de gases y la evaporación del agua.
Esta transpiración regula la temperatura de la planta y ayuda a extraer agua y nutrientes del suelo. A medida que una planta absorbe agua, la presión de turgencia se acumula dentro de las células de la planta, lo que permite que la planta permanezca estable y rígida. La luz solar, el calor y la alta humedad aumentan la tasa de transpiración. Si la humedad del suelo no se reemplaza por el riego, la planta pierde turgencia y se marchita.
Las necesidades de riego de cada planta
Las plantas requieren cantidades variables de agua, según su especie y las condiciones de crecimiento. Además, las plantas jóvenes necesitan más riego que las plantas más longevas, que ya han desarrollado sus raíces.
Para saber si estás regando a tu planta en su medida justa, además de monitorear la lluvia en caso de que sean plantas de exterior y controlar la cantidad de agua que suministras a través del riego, necesitas observarlas cuidadosamente. Porque las plantas también proporcionan señales físicas si se están quedando sin agua.
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Señales de que mis plantas sufren de falta de riego
Plantas estresadas e improductivas
Si una planta no tiene suficiente agua para crecer adecuadamente, obtenemos plantas "estresadas" ¡Sí, como cuando nosotros trabajamos de más, que estamos cansados y por tanto, improductivos! La sequía a menudo muestra una disminución en la producción en los árboles frutales, por ejemplo, o en las plantas que producen vegetales. Es decir, con la falta de riego las frutas y verduras producen menos cultivos, lo que afecta a su rendimiento general durante la temporada de crecimiento. Además, de las plantas, los árboles y los arbustos con flores crecen menos cogollos, lo que da como resultado menos flores. Sin embargo ¡muchas veces estamos a tiempo de redimir nuestros despistes! Si se aumenta el riego durante la temporada de crecimiento, la planta puede recuperarse y aumentar su producción.
Cambios en las hojas
Las hojas de la planta a menudo muestran los primeros signos de falta de agua. Suelen comenzar a marchitarse o a caerse por falta de humedad. Las hojas de la hierba, por ejemplo, se marchitan y no vuelven a levantarse al pisarlas. También puedes notar que las hojas brillantes de las plantas se vuelven opacas. Con el tiempo, el marchitamiento se vuelve más pronunciado y, a veces, permanente.
Por otro lado, las hojas y los tallos pueden empezar a amarillear o a tomar un color marrón a causa de la falta prolongada de agua. Algunas plantas con "estrés por sequía" también pueden empezar a cambiar para acumular sequedad a lo largo de los bordes de las hojas.
Períodos largos sin riego: consecuencias irremediables
Los períodos prolongados sin suficiente agua pueden causar daños más graves a nuestras plantas. Es decir, en lugar de simplemente marchitarse, las hojas eventualmente comienzan a morir y a caerse de la planta. Además, el tallo se vuelve más susceptible a daños por insectos y enfermedades.
La falta de riego puede convertir rápidamente a las plantas en vegetación marchita e insalubre. La gravedad del daño depende de varios factores, incluida la duración de la falta de riego, las condiciones de la tierra y las especies de plantas. Si bien una planta puede recuperarse de la pérdida de humedad a corto plazo, la falta persistente de agua a menudo provoca daños a largo plazo, que incluyen retraso en el crecimiento, debilidad y fallecimiento.
Crecimiento lento
Las plantas que no reciben suficiente agua muestran una desaceleración en su crecimiento, pero cuando se reanuda el riego es muy probable que la planta reanude también su crecimiento. La falta de riego a largo plazo puede hacer que tu planta deje de crecer por completo o bien que las hojas crezcan más pequeñas de lo habitual. Por su lado, en árboles y arbustos, algunas ramas pueden morir o caer.
La falta de riego elimina la fotosíntesis
En las tardes calurosas, las plantas pueden marchitarse temporalmente pero revivir nuevamente durante el frescor de la noche. Si, en cambio, continúa la privación de agua prolongadamente, se producen cambios fisiológicos en la planta, como la pérdida de agua por transpiración. Esto también reduce la absorción de dióxido de carbono y altera la fotosíntesis. Como resultado, la planta produce menos carbohidratos, proteínas y enzimas, que son necesarios para el crecimiento de la planta y la resistencia a enfermedades y plagas.
Plagas y enfermedades: otra consecuencia de la falta de riego
Las plantas debilitadas por la falta de agua son más vulnerables a los insectos, bacterias y hongos. Las plagas, como las de ácaros y escarabajos, se sienten atraídas por las plantas secas. Esto, sumado a que las plantas debilitadas son menos resistentes a los hongos y bacterias, que a menudo son transportados por las plagas de insectos, provoca que la falta de riego sea determinante para que una planta. Absorba o pueda luchar contra las molestas plagas.
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Prevención y tratamiento en plantas con falta de riego
Seleccionar plantas resistentes a la falta de agua, particularmente especies nativas, es la mejor manera de evitar problemas relacionados con la sequedad de las plantas de tu jardín.
Los especímenes jóvenes o recién plantados que aún no han desarrollado sistemas de raíces fuertes son particularmente vulnerables a la falta de riego. Así pues, requieren más agua que las plantas más longevas y bien establecidas.
Otra idea para evitar la sequedad en tus plantas es usar el mantillo. Se trata de un abono orgánico que enriquece el suelo para mejorar su estructura. Además, este abono agrega nutrientes a tus plantas, evita el crecimiento de las malas hierbas y hace que disminuya tu labor de mantenimiento en el jardín o huerto.
Lo único que tienes que hacer es colocar alrededor de la base de las plantas y arbustos una cantidad notable y dejarlo reposar. Este abono te ayudará a retener la humedad y mantener la tierra más fresca. A esta tarea, añade la de podar o destruir las ramas muertas o infestadas de insectos para prevenir la propagación de enfermedades.
¡Modo vacaciones ON! Un peligro para tus plantas
Sí, ha llegado el ansiado momento veraniego de dejar atrás tus responsabilidades, pero antes de irte, asegúrate de tener en cuenta a tus plantas. Ya que las has cuidado tan bien durante el año ¿No sería traumático encontrarlas marchitas al volver de tus vacaciones?
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Hay soluciones para esto que son rápidas y duraderas. Sin duda, la mejor apuesta es el riego automático. Sea cual sea, un método específico debe ser tu aliado durante estos días. Puedes apostar por "la botella de vidrio", por ejemplo, un método que puedes crear tú sola en casa. Lo único que tienes que hacer es perforar agujeros en el tapón de una botella con un clavo.
Para asegurarte de que no deformas el tapón, empieza clavando el orificio desde el interior. Seguidamente, rellena la botella con agua y vuelve a poner el tapón. Finalmente cava un hoyo en el suelo de la planta que vas a regar. Coloca la botella del lado del tapón en el agujero que excavaste y ¡Ya tienes una buena solución para irte un fin de semana largo!