La vida de una planta depende en gran medida de tres variables: riego, iluminación y humedad. Si eres capaz de reproducir en el interior de tu hogar estos tres aspectos hasta que se asemejen a los que recibe esa planta en su lugar de origen entonces tienes asegurada la supervivencia, crecimiento y desarrollo de dicha especie. Pareciera algo complicado, pero no se trata de que transformes tu casa en una selva tropical (aunque si quieres hacerlo, eres libre, aquí no estamos para juzgarte) sino de entender las necesidades de la planta comprendiendo su origen.
Una de las variables que más nos confunde a la hora de cuidar plantas es la humedad, porque si bien podemos sentirla no podemos verla, lo que hace un poco difícil de entender y controlar; a diferencia de factores como el riego o la iluminación. Es por esta razón que hoy te explicaré absolutamente todo sobre la humedad: qué es, por qué es importante, qué necesitan tus plantas y cómo controlarla.
¿Qué es la humedad y por qué importa?
En pocas palabras, la humedad es la cantidad de vapor de agua que está presente en el aire. Esta cantidad de vapor depende de muchos factores, como si ha llovido recientemente, si estás cerca al mar o a un lago, si hay muchas plantas en el exterior y hasta de la temperatura del aire. Si el aire es muy frío, tiene poco vapor de agua pues se satura rápido y lo vuelve a transformar en líquido; por eso es que cuando respiras en invierno se ve un humo que sale de la boca o nariz. Cuando el aire está muy caliente, puede albergar más vapor de agua y evita que se vuelva líquido. Por esto es que cuando cuelgas ropa mojada en días soleados y con algo de viento, se seca muy rápido pero si hace frío o está nublado, la ropa se tarda más en secar o de plano no se seca.
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Las plantas son seres vivos que tienen procesos que le permiten regularse. Así como los seres humanos sudan a través de sus poros cuando hace mucho calor para regular su temperatura, las plantas evaporan agua a través de sus estomas para enfriarse y deshacerse de los residuos. Este proceso es afectado directamente por la temperatura y humedad ambiental, pues del equilibrio de estas depende la eficiencia de la evaporación del agua.
Si la humedad ambiental es alta pero hace frío, las plantas no podrán eliminar el vapor de agua. Como ese vapor de agua se concentra en la planta, las raíces dejan de absorber agua y nutrientes porque ya no tiene espacio para hacerlo. Algo similar a lo que ocurre con la ropa mojada en el ejemplo: el aire está saturado, así que no puede albergar más vapor de agua y la ropa no se seca.
Por otra parte, si hay poca humedad ambiental pero la temperatura es muy cálida, las plantas van a evaporar demasiada agua; serán como la ropa húmeda que se seca en muy poco tiempo. Esto hará que ellas absorban más agua por las raíces para compensar esta pérdida pero al absorber más agua, consumen más nutrientes. El exceso de nutrientes causará que las puntas de las hojas se quemen, además se marchitan las flores y hojas. Por esto es que la solución ante la baja humedad ambiental nunca puede ser regar más, porque el suelo demasiado húmedo no sólo ofrece un exceso de nutrientes sino que es el espacio perfecto para el crecimiento de hongos, moho, atrae plagas y puede causar pudrición de la raíz.
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Pero este no es el único problema. La fotosíntesis, ese proceso mediante el cual la planta procesa su propio alimento, se detiene cuando la planta está en un ambiente demasiado seco. Cuando hay poca humedad ambiental, la planta cierra los estomas porque pierde demasiada agua. Y si cierra los estomas, no hay absorción del CO2 y sin CO2, no hay fotosíntesis. Como si fuera poco, cuando se cierran los estomas no se escapa el exceso de calor de la planta, así que sube su temperatura y causa daños por calor. Esto se evidencia cuando la planta se vuelve amarilla. Este es un mecanismo de defensa, en el que la planta deja de suplir la clorofila de la hoja porque ya no puede hacerlo por el inmenso coste energético. El siguiente paso son las hojas quemadas, dañadas de forma irreversible. De aquí la importancia de que haya un balance perfecto de la humedad según el tipo de planta que estés cultivando.
Los niveles perfectos de humedad para plantas de interior
Los niveles de humedad dependen de cada especie de planta, pero también hay que tomar en cuenta la fase en la que se encuentra dicha planta. Por ejemplo, las plantas jóvenes y los esquejes están en crecimiento, sus raíces apenas se están desarrollando y requieren mucha agua y humedad, entre un 80 y 85%. Cuando la planta crece, se debería educir la humedad; sobre todo si hay flores y frutos porque un exceso de humedad ambiental puede hacer que los frutos se pudran. Esto aplica para plantas cultivadas en el exterior, pero ¿qué sucede con las plantas de interior?. En este caso es importante conocer su origen y tipo.
Siempre que leemos sobre una especie de planta se suele incluir en la información su paíso región de origen. Esto no es sólo un dato interesante y ya, sino que te permitirá tener muchas pistas acerca de cómo debe ser el ambiente que debes recrear para mantenerla feliz. La inmensa mayoría de las plantas de interior provienen de regiones tropicales o subtropicales, donde hay altas temperaturas durante todo el año y crecen protegidas por un dosel creado por las copas de los árboles más altos, que filtran los rayos del sol y proveen unos niveles de humedad bien elevados. Las suculentas y cactus, por otra parte, provienen de regiones desérticas o con temperaturas elevadas y poca humedad, por lo que han desarrollado ese mecanismo que les permite almacenar agua en sus hojas.
Esto nos hace notar un par de cosas: estas plantas no están aclimatadas a la vida exterior de nuestro continente, pero si que pueden vivir felices en el interior pues gracias a los adelantos tecnológicos de nuestra era, vivimos en espacios que conservan una temperatura más o menos estable todo el año y que es compatible con la que necesitan este tipo de plantas. Pero la temperatura no es el problema sino la humedad, porque los aparatos que usamos para regular la temperatura como el aire acondicionado, los ventiladores o la calefacción, se encargan de dejar el ambiente seco como hueso.
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De hecho, se estima que el porcentaje de humedad en nuestros hogares en invierno puede llegar a 20%. Es que hasta tu piel y tu sistema respiratorio se resienten en estos meses por el ambiente tan seco. En los meses más cálidos tampoco mejoran mucho, pues se llega a un máximo de un 40% y esto no es adecuado para tus pobres plantas tropicales. Esta es una de las razones por las que muchas personas riegan sus plantas, las cuidan del sol, las fertilizan, y las pobres siguen muriendo o no crecen de forma adecuada.
El nivel de humedad ideal según el tipo de planta
Las plantas de interior de origen tropical, como la Monstera, Lirios de la Paz, Anturios, Calatheas, entre otras, requieren un nivel de humedad ideal entre el 60 y el 80%, aunque esto es difícil de mantener dentro de casa, pero si logras mantenerla entre un 50 a 60% será adecuado y podrás ayudar a tus plantas pulverizando un poco de agua en sus hojas de vez en cuando.
Si tienes suculentas y cactus, debes saber que estas plantas almacenan agua dentro de sus hojas, así que pueden sobrevivir en ambientes más secos. Por esto los niveles ideales de humedad para suculentas están alrededor del 30%. Si están en ambientes demasiado húmedos, pueden desarrollar hongos o podrirse. Por esto es mejor tenerlas separadas de las plantas tropicales, de todas formas las suculentas requieren sol directo mientras que las tropicales prefieren la luz indirecta.
Cómo mejorar la humedad en casa
Antes de deprimirte porque los niveles de humedad de tu hogar son muy bajos para tener esa colección de calatheas o aquel ejército de Monsteras con el que sueñas, es necesario que sepas que es bastante sencillo modificar os niveles de humedad. En primer lugar, debes tener en cuenta la región en la que vives, que no es lo mismo tener un piso en Madrid que en Canarias. El segundo paso es determinar si tus plantas están sufriendo por la falta de humedad. Busca señales como hojas secas, puntas quemadas, hojas amarillas y crecimiento lento o nulo. En cualquier caso, hay algunos trucos que puedes aplicar para mejorar la humedad en tu espacio:
- Agrupa tus plantas
Las plantas eliminan la humedad a través de la transpiración, por eso cuando las agrupas se crea un microclima que beneficiará a tus plantas. Esto es maravilloso, no sólo porque ellas mismas se encargarán del problema sino que tendrás la excusa perfecta para comprar más plantas y aumentar tu colección. Recuerda dejar los cactus y suculentas fuera de este grupo.
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- Bandejas con guijarros
Este es un truco antiguo. Coloca bandejas con guijarros y coloca sobre ellas tus plantas. Coloca agua en la bandeja, pero que lleguen a mitad de los guijarros, sin cubrirlos por completo. Esto protegerá las raíces del exceso de agua, mientras que ofrecerá a las plantas humedad pues el agua de la bandeja se evaporará lentamente. Recuerda enjuagar y reemplazar el agua de las bandejas con cierta frecuencia, para evitar que atraigan insectos. También puedes poner vasos o recipientes con agua entre las macetas para que se evapore.
- Pulveriza tus plantas
Un pulverizador de agua es el mejor amigo de quienes adoran las plantas tropicales. Consigue un rociador para que cubras tu planta con un fino rocío, porque si las mojas demasiado puedes atraer hongos y otras enfermedades. Utiliza agua filtrada, de lluvia o mineral, para evitar depósitos o manchas de cal en las hojas. Si tu planta tiene hojas aterciopeladas, como las violetas africanas, no debes pulverizarlas porque puede causar enfermedades en las hojas. Asimismo, las suculentas o cactus tampoco deben mojarse.
- Usa un humidificador
La tecnología es tu aliada para cuidar tus plantas, sin importar las condiciones medioambientales. Puedes adquirir un lindo humidificador, que se encargará de mantener los niveles de vapor de agua en un balance perfecto. Además estoy segura de que tu piel y cabello también te agradecerán la presencia de este pequeño aparato.
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¿Y si el problema es el exceso de humedad?
Es posible que tu problema sea el opuesto. La mayoría de las personas sufren por un ambiente demasiado seco, pero es posible habitar un lugar demasiado húmedo, que puede causar pudrición en algunas plantas. En este caso también es posible echar mano de algunos trucos:
- Ventila el espacio
Abre las ventanas, deja que el sol y el viento recorran el lugar y hagan su trabajo. Es importante permitir que el aire circule y se recicle. Revisa si hay manchas oscuras y polvorientas en las paredes, puede ser moho e indicar que hay problemas. Esto es típico en invierno, que se abren menos las ventanas.
- Modera el riego
Riega las plantas con mucho cuidado. Evita el exceso de agua, es mejor esperar a que el sustrato esté más bien seco antes de volver a regar. Recuerda vaciar la bandeja de goteo, para anular cualquier posibilidad de aumentar la humedad ambiental.
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- Traslada la planta
Si notas que los niveles de humedad no mejoran, mueve así sea temporalmente, la planta a otro lugar más seco. Cuidado con las corrientes de aire y ponerla cerca de la calefacción, porque podrías afectarla.
- Adquiere un deshumidificador
Si el problema de la humedad ya es excesivo, tienes moho en las paredes y tus plantas sufres, puedes hacerte con un deshumidificador. Este pequeño aparatito hará maravillas por tus espacios, eliminará el moho polvoriento y se tragará la humedad, creando un ambiente adecuado para ti y tus plantas.